En la distancia, y con la indeleble imagen en nuestras
mentes de Gable como Rhett, cuesta trabajo creer que Margaret Mitchell afirmara
en cierta ocasión que consideraba a Boyer como su ideal para encarnar al
principal personaje masculino de su novela y que sólo su acento francés era su
mayor desventaja; claro que también llegó a decir, harta de las preguntas, que
Groucho Marx o el pato Donald le habrían parecido aptos...
Charles Boyer (1897-1978) era, en los años 30, uno de los grandes
amantes de la pantalla, romántico y dotado del exotismo y el encanto que se
atribuían casi de inmediato a todos los del otro lado del océano. Películas que
fomentaron esa fama fueron Red-Headed
Woman (La pelirroja, J. Conway,
32), Break of Hearts (Corazones rotos, P. Moeller, 35), The Garden of Allah (El jardín de Alá, R. Boleslawski, 36), Conquest (María Walewska, C. Brown, 37), Algiers
(Argel, J. Cromwell, 38)...